La importancia de tomar fruta y verdura
La fruta y la verdura se representan en el segundo escalón de la pirámide de la alimentación saludable, aunque son muchos los expertos que reclaman el primer puesto para este grupo de alimentos. Tomar estos vegetales es de vital importancia para la salud, en ningún caso se debe prescindir de ellos, es más, las recomendaciones apuntan a tomar 5 raciones de fruta y verdura al día; un amplio abanico de posibilidades, que pueden satisfacer al más exquisito paladar. Alimentos caracterizados nutricionalmente por su alto contenido en agua, fibra, vitaminas y minerales, y un moderado-bajo aporte energético.
En el marco de una alimentación equilibrada se deben incluir diariamente 2 raciones de verduras y 3 raciones de fruta. Y para matizar un poco más, una de las dos raciones de verdura (comida y cena, por ejemplo) debe ser del tipo crudo o en ensalada; y del grupo de la fruta, una de las tres raciones tendría que ser rica en vitamina C (naranja, mandarina, kiwi, fresa, grosella…). Y te estarás preguntando ¿cómo hacerlo? Muy fácil
ahora te lo explicamos. Déjanos apuntarte antes las propiedades de cada una de ellas.
La verdura en crudo y la fruta son la principal fuente de vitaminas y minerales de nuestra dieta (como la vitamina A y la C, y minerales como el selenio o el potasio…) Su acción antioxidante es fundamental, combaten los efectos de los radicales libres, por lo que su consumo es imprescindible para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Son también la principal fuente de fibra, ayudando a la regulación del tránsito intestinal, previniendo el estreñimiento.
A modo práctico, las verduras pueden ser el plato principal o incluirlas como guarnición, tanto en la comida como en la cena. Una ración puede ser una ensalada o un plato de verdura hervida, aunque existen otras muchas posibilidades. Por ejemplo, un menú en los que quedan cubiertas las raciones de verdura, podría ser en la comida como entrante brócoli con jamón cocido Bonnatur Argal y queso, de segundo plato filete de salmón a la plancha con arroz salvaje; y en la cena, de primero puré de calabacín y puerro con pizcas de jamón Argal y de segundo hamburguesa de pollo con ensalada de lentejas.
La fruta puedes incluirla como postre o entre horas, en forma de pieza entera, en zumo, en macedonia o en brocheta… Un día equilibrado podría ser un batido de naranja y mango en el desayuno, una manzana a media mañana y unas fresas con yogur en la cena. Y acuérdate ¡cuanta más variedad incluyas más beneficios!
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