07/04/2023
El burnout es una palabra adoptada del inglés que se usa para llamar al síndrome de desgaste profesional o “estar quemado”. Normalmente llegamos a este punto cuando tenemos un ideal que no corresponde con la realidad de nuestra vida laboral. Es más común entre profesionales que se dedican a ayudar o donde existe una alta interacción social, pero no exclusivamente.
El burnout está asociado también a respuestas de estrés debido a un agotamiento mental y/o emocional. Normalmente se caracteriza por una sensación de falta de logro y falta de motivación. Debido a su naturaleza, puede afectar a la salud física y mental.
La forma más sencilla para descubrir si estamos “quemados” en nuestro trabajo es reflexionar sobre nuestra situación. Los síntomas más comunes son tener una actitud mucho más crítica y menos cooperativa. Nos cuesta mucho empezar la jornada laboral y todos se nos hace cuesta arriba. Estamos más irritables y somos menos pacientes con compañeros, jefatura e incluso clientes o pacientes. Nos falta energía para producir toda la jornada laboral, no podemos concentrarnos como antes, lograr objetivos no nos da satisfacción, dormimos peor y estamos todo el día preocupados. Es posible también que aparezcan síntomas físicos como dolores de cabeza sin motivo aparente, problemas digestivos, cambios en los hábitos alimentarios o incluso usando sustancias para sentirnos mejor, como alcohol o drogas. Si te identificas con alguno de estos supuestos, no descartes consultar con un profesional para que te ayude.
Podemos sumar a lo anterior, factores de riesgo que pueden empeorar la situación como tener demasiada carga de trabajo, sentir que no tienes control sobre tu trabajo o incluso intentar lidiar con tu vida personal y laboral. Y si te dedicas a la atención sanitaria, tienes muchas opciones.
Si después de leer esto, crees que puedes estar padeciendo burnout, te recomiendo que tomes algunas medidas, antes no te ves con el profesional, que doy por hecho buscarás:
1.Evalúa todas tus opciones. Analiza bien tus expectativas y tu proyección laboral. Reflexiona sobre dónde estás y hacia dónde quieres ir. Si tienes jefatura, evalúa si es posible incluirles en esta conversación: metas y qué esperar. No descartes la opción de cambiar de escenario si no hubiera opciones que te cuadren, siempre teniendo en cuenta el ser honesto con tus expectativas.
2.Practica Mindfulness. No es más que mantener la atención plena. Estar aquí y ahora. Puedes hacerlo de forma mental o corporal, es decir, haciendo cosas con las manos. Realizar actividades que impliquen activar el hemisferio derecho como pintar, dibujar, construir, tejer, cocinar, etc.
3.Mantén una buena higiene del sueño. Cena dos horas antes de dormir y nada de ingestas copiosas, intenta no hacer ejercicio por las noches, evita pantallas cerca de la cara (si tu rutina te permite hacer todos estos cambios).
4.Actividad física. Es muy importante moverse, aunque sea andar a un buen ritmo. Generamos más de cincuenta sustancias beneficiosas para nuestro organismo cuando lo hacemos, entre ellas antidepresivos y ansiolíticos naturales.
Recuerda sobre todo no perder el foco sobre ti. Recuerda la finalidad de tu trabajo, coger una visión más amplia y alejarte de la imagen que tienes ahora de tu trabajo.
Y por último, decirte una obviedad: los profesionales tenemos muchas herramientas que pueden ayudarte a salir de la situación. ¡Cuenta con nosotros!