Gestiona Tu Ansiedad

Principales diferencias entre la ansiedad y la depresión

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Principales diferencias entre la ansiedad y la depresión

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19/05/2023

Todos podemos entender que cuando estamos ansiosos, estamos como algo así cómo nerviosos, tensos y cuando estamos deprimidos, estamos de bajón.

Hoy te voy a contar las diferencias más importantes según la psicología.

La ansiedad es una respuesta que viene asociada, principalmente, por un miedo al futuro. A lo que creo que va a venir y nunca se atisba como positivo. Una catástrofe está por venir. A veces son supuestos imaginarios, es decir, nunca nos han pasado, y a veces puede que nos hayan pasado y no queremos que nos vuelvan a pasar. Es decir, pueden tener que ver con el pasado, pero la ansiedad no es tanto por lo que nos pasó sino por lo que nos puede pasar. La depresión, por el contrario, tiene que ver con el presente donde la persona no se valora en absoluto, siente una profunda tristeza y no ve esperanza con su futuro.
En la ansiedad normalmente se refleja en problemas estomacales, incontinencias o micciones frecuentes, dolores de cabeza, tensión muscular, frecuencia cardiaca alta, sudores, insomnio. En cambio, la depresión se caracteriza por falta de apetito, cansancio constante y muchísima apatía. Puede producir también problemas para concentrarse y para dormir.

La ansiedad es una activación del cuerpo, por eso siempre existe una sobre estimulación de todo: la cabeza no deja de pensar. Mi cuerpo no puede parar y descansar. Hay esa imperiosa necesidad de seguir pensando, solucionando o haciendo, aunque conscientemente estemos deseando encontrar el botón de apagado. La emoción más visible es la ira, el enfado. Con la depresión, en cambio, hay una falta de energía general. No queremos hacer nada, básicamente porque creemos que lo haremos mal, solo nos apetece estar tumbados y la higiene personal no importa mucho. Es una apatía constante. La emoción asociada a estos cuadros es la tristeza.

Es importante entender que para ser diagnosticados con un trastorno, los síntomas tienen que mantenerse durante al menos 6 meses y, como en casi todo, existen grados y clasificaciones. Si tienes dudas de poder estar sufriendo alguno de los dos, consulta con un profesional de la salud mental.