Ramón de Cangas

Desmontando mitos: “carnes procesadas y fruta”

Ramón de Cangas

Desmontando mitos: “carnes procesadas y fruta”

21/10/2021

Llevamos años oyendo cómo se cuestionan las carnes procesadas, pero se debe a que, a veces, se mezclan conceptos que dan lugar a grandes confusiones.

Debemos aclarar que no se deben confundir conceptos como riesgo absoluto con riesgo relativo y esto es importante a la hora de hablar de riesgos para la salud. También es necesario tener en cuenta que este grupo de alimentos (carnes procesadas) resulta ser un gran «saco» donde se mete de todo, es decir, se incluyen productos que no tienen nada que ver unos con otros. Una loncha de jamón ibérico, por ejemplo, es un tipo de carne procesada de buena calidad. Las ideas extremas nunca son recomendables y hablo por mis más de veinte años de experiencia atendiendo, personalmente, a pacientes en consulta.

La proteína es importante porque es un macronutriente que, entre otros beneficios, ayuda a conservar la masa muscular y esto es importante dado que el músculo es un tejido, que produce una serie de sustancias significativas para nuestro organismo. Por ejemplo, se relaciona con mayor densidad ósea (fortaleza en los huesos), con un menor deterioro cognitivo, con un menor riesgo de diabetes tipo 2, con un mejor funcionamiento del sistema inmune, con una mejor microbiota intestinal (flora intestinal), etc… Una persona entre los 25 y los 75 años suele perder 11 kg de músculo. Por tanto, realizar actividad física regularmente, junto con una ingesta de proteínas, es importante para nuestra salud.

Otro de los alimentos que suele estar envuelto en polémica y confusión es la fruta.

Se recomienda ingerir de 3 a 5 raciones de fruta diariamente, ya que la fruta aporta vitaminas, minerales, fibra, antioxidantes, etc. Se debe consumir a diario y principalmente, fresca y entera para aprovecharse de todos los beneficios. Hay que tener en cuenta que un zumo no equivale a una ración de fruta dado que parte de la pulpa se pierde con la consiguiente pérdida de minerales, vitaminas y fibra.

Cuando la fruta está más madura se suele encontrar más dulce y apetitosa, que al estar verde. Con la maduración aumenta la cantidad de fructosa (el azúcar típico de la fruta). Además, tampoco debemos olvidar que en la fruta menos madura y más verde hay una mayor concentración de clorofila, lo cual tiene efectos antioxidantes. No obstante, la fruta verde puede ser menos digestiva que la madura por su mayor contenido en taninos.

A su vez, influye en las distintas composiciones nutricionales de la fruta el cómo es conservada, el tipo de fruta, variedad, etc.

Lo cierto es que, en el caso de las frutas, que podemos encontrar en el supermercado, la maduración no es un factor determinante. Sería más interesante conocer la humedad y temperatura y el tiempo de transporte y conservación.

En algunas ocasiones, se escucha que la fruta tomada de postre engorda, pero en primer lugar la fruta (como todos los alimentos) ni engorda ni adelgaza, todo depende de la cantidad que se ingiere. La fruta tiene un gran porcentaje de agua y, por tanto, no tiene una densidad energética elevada. Lo que sí es cierto es que si se consumen cantidades “industriales” se puede desequilibrar la balanza energética, aunque depende de la cantidad del resto de alimentos ingeridos se puede acabar ganando peso corporal. La suma de frutas y verduras-hortalizas debe llegar como mínimo a 5 raciones.

Se puede comer fruta en cualquier momento, es decir, como media mañana, como merienda, formando parte del desayuno o en las comidas. No hay base científica por la cual se diga que la fruta no se pueda consumir como postre. La idea sobre que la fruta tomada de postre fermenta y nos hace engordar no tiene ningún rigor, ni lógica. Algunas personas recomiendan tomar la fruta antes de comer, pero lo hacen por una cuestión saciante. La fruta de postre aporta las mismas kilocalorías, que tomada a la hora que sea y no supone un problema. De hecho, la fruta es un postre ideal.

Es importante acudir a profesionales, debidamente formados, cuando existen dudas nutricionales y no dejarnos llevar por “modas”, “rumores” u otras cuestiones sin ningún rigor científico.