


02/10/2022
Mucho se ha investigado sobre la relación entre la forma de alimentarse y el desarrollo cerebral y rendimiento intelectual. Los estudios así lo avalan.
Cómo influencia una buena alimentación en el rendimiento mental.
Alimentarse es clave para que nuestro cerebro funcione a pleno rendimiento en todas las épocas de la vida, incluso en la época intraútero antes de nacer, a través de la placenta.
Es la infancia la época del desarrollo neuronal y el aprendizaje y por tanto en estos años el niño requiere, además de un equilibrado descanso y una estimulación temprana, de una sana alimentación.
Pero es en la adolescencia cuando el cerebro está en pleno desarrollo, las neuronas realizan sus conexiones y la exigencia escolar es máxima. El adolescente tiene que empezar a comprender y memorizar un montón de materias básicas para su formación posterior. Necesita aprender a concentrarse.
En primer lugar debe mantener los niveles de azúcar en sangre equilibrados a lo largo del día, es decir sin producir picos de hiperglucemia y los consiguientes bajones de hipoglucemia que afectan a la capacidad de concentración y merman su inteligencia.
Y para conseguir ese equilibrio ha de evitar los azúcares o hidratos de carbono refinados de absorción rápida, como son los caramelos, los refrescos industriales, bollerías…
Ni que decir tiene que hay que alejarse de drogas y alcohol.
Un buen desayuno que favorezca la actividad mental y la energía incluirá alimentos ricos en grasas saludables y aminoácidos como la tirosina, es decir, el huevo, el pan integral con aceite de oliva virgen, tomate y olivada, el jamón ibérico y un vaso de jugo verde realizado con vegetales crudos, limón y manzana..
Ha de evitarse, sobre todo en época de exámenes, las comidas con demasiadas féculas: pan blanco, arroz blanco, pasta, patatas y postres que favorecen la hipoglucemia y la somnolencia. En su lugar: sopas, verduras, ensaladas, legumbres y carnes, pescados o mariscos, masticando lentamente en vez de engullir.
Y como merienda-cena un buen bocata de sardinas o bonito en aceite con otro vaso de jugo vegetal. El pescado azul aporta ácidos grasos omega 3 DHA y EPA, además de zinc, fósforo. También se puede merendar una copa de semillas de chía con leche de almendras y nueces y una capita de puré de mango o chocolate negro por encima.
Y como colofón comentar que si mantenemos sano el 2º cerebro (intestino) y limpio el hígado, sin duda favorecemos el buen funcionamiento del 1º cerebro y la claridad mental. Los dos son buenos hermanos.